La historia de Jericó en la Biblia


Equipo de Bibliaon
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Jericó es considerada una de las ciudades más antiguas del mundo. Ubicada cerca del río Jordán, se destacó por su agricultura y murallas. Según la Biblia, sus murallas cayeron después del toque de las trompetas lideradas por Josué. Hoy, Jericó es símbolo de cómo la obediencia y la fe en Dios pueden derribar murallas.

Además de su antigüedad, la ciudad de Jericó poseía gran valor estratégico y cultural. Situada en una región fértil y próspera, era un importante centro cananeo que controlaba las rutas de acceso a la tierra prometida. Esa posición la convirtió en el primer objetivo del pueblo de Israel durante la conquista bajo el mando de Josué.

Cuando el pueblo de Israel, liderado por Josué, cruzó el Jordán tras la muerte de Moisés, Jericó fue el primer gran desafío. Según el relato bíblico (Josué 6), Dios ordenó que los israelitas marcharan alrededor de las murallas durante siete días, tocando trompetas. En el séptimo día, al sonido de las trompetas y los gritos del pueblo, las murallas se derrumbaron milagrosamente y la ciudad fue conquistada. Tras la victoria, Jericó fue destruida y maldecida para que no fuera reconstruida.

Muchos años después, Jericó volvió a ser mencionada en la Biblia. En los Evangelios, Jesús curó al ciego Bartimeo, conocido como “el ciego de Jericó”, y encontró a Zaqueo, un recaudador de impuestos de la ciudad. La historia de Jericó nos enseña sobre la fe y la obediencia. Nos muestra que el poder de Dios vence cualquier obstáculo y que confiar en él puede derribar las “murallas” de la vida.

Josué y las murallas de Jericó

Tras la muerte de Moisés, Josué fue elegido por Dios para ser el líder del pueblo de Israel en la conquista de la tierra prometida. La primera ciudad que encontraron fue Jericó, conocida por sus imponentes murallas y por ser una fortaleza cananea casi inexpugnable.

Dios instruyó a Josué a adoptar una estrategia inusual. Durante seis días, los israelitas debían marchar una vez alrededor de la ciudad, en silencio, con sacerdotes llevando el Arca de la alianza y tocando trompetas de cuerno de carnero. En el séptimo día, debían rodear la ciudad siete veces y, al final, tocar las trompetas y gritar con fuerza.

Cuando obedecieron fielmente las órdenes del Señor, las murallas de Jericó se derrumbaron milagrosamente, permitiendo que el pueblo de Israel conquistara la ciudad. Todos los habitantes fueron destruidos, excepto Rahab y su familia, quienes habían ayudado a los espías israelitas.

Tras la victoria, Josué declaró una maldición sobre quien intentara reconstruir Jericó. Esta historia se recuerda como un poderoso ejemplo de fe, obediencia y confianza en Dios. Nos muestra que la victoria no viene por la fuerza humana, sino por la dependencia y fidelidad al Señor.

Conoce la historia de Rahab.

¿Jericó era la tierra prometida?

Según la Biblia, Jericó no era la tierra prometida, sino la primera ciudad dentro de ella que conquistó el pueblo de Israel. La tierra prometida era toda la región de Canaán, la tierra que Dios había prometido a Abraham y a sus descendientes (Génesis 12:7).

Después de la muerte de Moisés, Josué pasó a ser el líder del pueblo de Israel. Ellos cruzaron el río Jordán y encontraron a Jericó como el primer gran desafío. La ciudad estaba rodeada por fuertes murallas y representaba la resistencia de los cananeos. Con la caída de las murallas relatada en Josué 6, comenzó la conquista de la tierra prometida. Esto mostró el poder de Dios actuando a favor de su pueblo.

Jericó fue la puerta de la promesa, el punto de transición entre el desierto y el cumplimiento de la alianza divina. Pero no era la totalidad de la tierra prometida a Israel.

¿Todavía existe Jericó?

A pesar de la historia de la caída y destrucción de la ciudad, Jericó aún existe. Está ubicada en Cisjordania, cerca del río Jordán y del Mar Muerto, a unos 27 kilómetros de Jerusalén. Es considerada una de las ciudades más antiguas del mundo continuamente habitadas.

En la Biblia, Jericó es mencionada varias veces. Fue la primera ciudad que Josué conquistó (Josué 6). Muchos años después, aparece en los Evangelios como el lugar donde Jesús curó al ciego Bartimeo y conversó con Zaqueo (Marcos 10:46; Lucas 19:1-10).

Hoy, Jericó se encuentra en Palestina. La ciudad es famosa por sus excavaciones, que muestran restos de antiguas civilizaciones. Las murallas bíblicas ya no existen, pero aún hay ruinas y lugares que recuerdan su historia. Jericó sigue siendo un símbolo de fe y de conexión entre el pasado bíblico y el presente del Oriente Medio.

¿Cuál es el significado espiritual de la ciudad de Jericó?

A través de la historia relatada en la Biblia, Jericó representa los obstáculos y fortalezas que deben ser vencidos mediante la fe y la obediencia a Dios. Las murallas de Jericó simbolizan las barreras espirituales, emocionales o morales que se levantan contra el propósito de Dios en nuestra vida.

Así como Dios derribó las murallas delante de Josué y del pueblo de Israel, él también puede derribar las murallas del miedo, del pecado y de la incredulidad que nos impiden avanzar.

La historia de Jericó también nos recuerda que la fe requiere acción y perseverancia. El pueblo necesitó marchar siete días, creyendo en la promesa. El significado espiritual de Jericó para nosotros es la certeza de que ningún obstáculo es mayor que el poder de Dios, y que la obediencia trae liberación y victoria.

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