El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
(Juan 10:10)
Juan 10:10 explicado
Este versículo de Juan 10 es bien conocido por los cristianos e incluso por los no creyentes. Mucha gente suele citar este pasaje incorrectamente, intercambiando la palabra “ladrón” por “diablo”. Según el contexto del capítulo, Jesús no se estaba refiriendo al diablo como el ladrón de la parábola. Así que una pregunta permanece en nuestras mentes: ¿quién era entonces el ladrón en el pasaje de Juan 10:10?
Cuando Jesús dijo estas palabras, el Hijo de Dios abordó una cuestión que ya era un problema en aquel tiempo: la avaricia de los líderes religiosos y el abandono de sus ovejas. La parábola se refería directamente a la condición en la que se encontraban los judíos: con líderes cobardes –algunos de ellos verdaderos saqueadores– y ovejas vulnerables a cualquier tipo de ataque.
El versículo se encuentra en el contexto de la parábola del redil o parábola del buen pastor. En esa parábola, Jesús colocó cuatro figuras importantes:
- Las ovejas – Representan al pueblo de Dios. En ese momento Jesús estaba hablando directamente a los judíos, pero señaló que habría otras ovejas en otro rebaño y que todos se unirían – judíos y gentiles – en un solo rebaño.
- El ladrón o salteador - En el primer versículo Jesús afirma que "El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador". Entonces, ¿quién es el ladrón? Cualquiera que no entra por la puerta y utiliza otros medios para entrar al redil. Jesús dijo que él era la puerta que conduce a la salvación (Juan 10:7,9). De esta manera entendemos que el objetivo principal del ladrón es meterse entre las ovejas. Quiere entrar por cualquier vía menos por la puerta.
- El asalariado - Jesús utiliza la figura del asalariado para ilustrar a aquellas personas que realizaban sus tareas por dinero. El asalariado no es el pastor a quien pertenecen las ovejas. De hecho, no le importan las ovejas y teme por su propia vida (Juan 10:13). Así como contaban sus salarios, también contaban sus esfuerzos. En una situación peligrosa, abandonarían a las ovejas, dejándolas a merced del lobo (Juan 10:12).
- El buen pastor - Jesús es el buen pastor, las ovejas conocen su voz y él da su vida por las ovejas (Juan 10:3,14,15). El asalariado no puede dar su vida por las ovejas, pero el buen pastor sí. Jesús dio su vida voluntariamente, por amor y no por obligación (Juan 10:17,18). Al identificarse como la puerta, Jesús estaba señalando su carácter. Al referirse a sí mismo como el buen pastor, Jesús señaló la eficacia de sus acciones.
Jesús se puso como el único camino hacia la salvación, el único acceso. Se colocó como el único capaz de dar la vida por las ovejas. Él demostró ser el único capaz de pastorear, guiar y reunir con seguridad todas sus ovejas. Todo esto bajo el permiso del Padre. Aun hablando en parábolas, los judíos no entendían lo que Jesús quería decir (Juan 10:6).
Así como la palabra de Dios es comparada a una espada afilada, los judíos estaban divididos y algunos incluso llamaron loco a Jesús (Juan 10:19,20). En verdad, "la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios" (1 Corintios 1:18).
Incluso después del sacrificio de Jesús en la cruz, muchos todavía buscaban acceder al rebaño por otros medios y continuaban pensando que el legado de Jesús era una locura. Como explicó el apóstol Pablo en 1 Corintios 1: 22-24: «Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.».
¿Cómo el ladrón roba, mata y destruye?
La intención de un ladrón al entrar en un lugar es simplemente robar todo lo que pueda. Un ladrón no mide las consecuencias, si destruirá algo o si alguien puede perder la vida para conseguir lo que pretende saquear.
Los falsos profetas y predicadores irresponsables tampoco miden el contenido de sus palabras. Hablan con el fin de quitarles lo que puedan a las ovejas, no entran por la puerta ni la señalan. La frivolidad de sus acciones puede llevar a las ovejas a la destrucción y la muerte espiritual.
Jesús nos dio esta advertencia explícita: «Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos. Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes» (Marcos 13:22-23).
En aquella época, la gente religiosa hacía de la casa de Dios una fuente de sus intereses. Cualquiera que se opusiese a ellos o los confrontase con la verdad era perseguido. Eso fue lo que le pasó a Jesús. Fue perseguido por los religiosos hasta que lograron condenarlo. Intentaron por todos los medios quitarle la vida para poder seguir manejando sus propios intereses.
Sabemos que era necesario que el buen pastor diera su vida por las ovejas, Jesús lo deja claro: «Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre» (Juan 10:18).
Cristo triunfó en la cruz y en él alcanzamos la salvación. Pero el ladrón sigue actuando de la misma manera hoy:
Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.
(2 Pedro 2:1-3).
¡Por tanto, escuchemos su voz y aferrémonos a su Palabra! Jesús es el buen pastor y todo el que señala la puerta y entra por ella encuentra pastos. Andemos en sus caminos y estemos alerta ante cualquiera que intente entrar en medio de nosotros por otra puerta que no sea Jesús.
Hagamos como los hermanos de Berea, como dice Hechos 17:11: "Y estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.". La iglesia que está fundada en la palabra de Dios –y solo en ella– no permite que el ladrón entre para robar y cause destrucción y muerte.
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