Jairo fue un líder de la sinagoga que le pidió a Jesús que sanara a su hija enferma. Cuando iban de camino, les informaron que la niña había muerto, pero Jesús le dijo a Jairo que tuviera fe. Al llegar, Jesús resucitó a la niña. La historia muestra que, incluso frente a la muerte, la fe en Jesús puede traer esperanza y milagros.
Con su historia mencionada en los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, Jairo era un hombre respetado, con conocimiento de las Escrituras e influencia en la sociedad. A pesar de eso, se humilló delante de Jesús, mostrando lo desesperado que estaba debido a la enfermedad de su hija.
Su hija, de apenas 12 años, estaba gravemente enferma. En medio del sufrimiento, Jairo buscó a Jesús, postrándose a sus pies y pidiendo con fe que sanara a la niña. Este gesto fue significativo, pues muchos líderes religiosos de la época rechazaban a Jesús. Aun así, Jairo confió en el poder de Cristo.
Mientras Jesús iba hacia la casa de Jairo, una mujer enferma fue sanada al tocar su manto, lo que retrasó el trayecto. En ese tiempo, llegó la noticia de que la hija de Jairo había muerto. Aun así, Jesús lo animó diciendo: “No temas; cree solamente”. Al llegar a la casa, Jesús dijo que la niña solo dormía, y la resucitó, tomándola de la mano.
La historia de Jairo nos enseña sobre la importancia de la fe en medio de la desesperación. Nos muestra que, aun frente a la muerte, no debemos perder la confianza en Dios. El hecho de que un líder religioso se haya inclinado ante Jesús muestra humildad y reconocimiento de la autoridad divina de Cristo.
El legado de Jairo es el ejemplo de una fe perseverante, confianza en el poder de Jesús y esperanza más allá de las circunstancias. Su historia nos recuerda que Dios escucha nuestros clamores y puede transformar cualquier situación, por más imposible que parezca, cuando confiamos plenamente en él.
Estudio bíblico sobre Jairo
Jesús resucita a la hija de Jairo
El episodio de la resurrección de la hija de Jairo se encuentra en los evangelios de Marcos 5:21-43, Mateo 9:18-26 y Lucas 8:40-56. Jairo era uno de los hombres principales de la sinagoga y buscó a Jesús desesperado, pues su hija estaba al borde de la muerte. Se arrodilló a los pies de Jesús, pidiéndole que fuera a su casa y sanara a la niña.
Jesús aceptó ir con él, pero en el camino ocurrió una pausa. Una mujer enferma hacía 12 años tocó las vestiduras de Jesús y fue sanada (Marcos 5:24-34). Durante esa interrupción, mensajeros llegaron diciendo que la hija de Jairo había muerto. Jesús, sin embargo, respondió: “No temas; cree solamente” (Marcos 5:36).
Al llegar a la casa, Jesús vio a las personas llorando y dijo: “la niña no está muerta, sino duerme”. Muchos se rieron de él. Jesús entró en la habitación con los padres de la niña y tres discípulos. Tomó la mano de la muchacha y dijo: “Talita cumi”, que significa “Niña, a ti te digo, levántate” (Marcos 5:41). Inmediatamente, ella volvió a la vida.
Este milagro muestra el poder de Jesús sobre la muerte y nos enseña a confiar en él, aun cuando todo parece perdido. Jesús tiene la última palabra.
La hija de Jairo: ¿cuál era su nombre y su edad?
La Biblia no revela el nombre de la hija de Jairo, solo dice que tenía 12 años (Marcos 5:42 y Lucas 8:42). Era hija única y muy amada por su padre, Jairo, que era uno de los principales de la sinagoga. La niña estaba gravemente enferma, al borde de la muerte, pero la Biblia no especifica la enfermedad que sufría.
Ante la gravedad de la situación, Jairo buscó a Jesús, suplicándole que fuera a su casa para sanarla. Mientras Jesús aún iba de camino, llegó la noticia de que la niña había muerto. Aun así, Jesús lo animó a tener fe. Al llegar a la casa, encontró a las personas llorando, pero afirmó que ella solo dormía. Jesús entonces la resucitó, realizando un gran milagro y revelando su poder.
Lo que aprendemos con la historia de Jairo
Jairo era una figura de autoridad y prestigio entre los judíos, pero cuando su hija enfermó gravemente, no dudó en buscar ayuda en Jesús. Esto muestra su humildad, pues muchos líderes religiosos de la época rechazaban a Cristo y no lo reconocían como el Mesías. Jairo, sin embargo, reconoció el poder de Jesús y se postró delante de él, poniendo su esperanza en el Señor.
Otra enseñanza importante es su fe. Aun cuando recibió la noticia de la muerte de su hija, Jesús le dijo: “No temas; cree solamente” (Marcos 5:36). Jairo decidió confiar, aun cuando todo parecía perdido. Su fe fue recompensada con el milagro de la resurrección de su hija.
También aprendemos la importancia de la paciencia y de la confianza en el tiempo de Dios. En el camino hacia la casa de Jairo, Jesús se detuvo para sanar a una mujer enferma, lo que retrasó el trayecto. Aun con la ansiedad y la desesperación, Jairo no desistió. Esto nos enseña a confiar, incluso cuando la respuesta de Dios parece tardar.
La historia de Jairo muestra que, cuando ponemos nuestra fe en Jesús, él puede transformar situaciones imposibles. Su ejemplo nos anima a buscar a Dios con sinceridad, sin miedo ni orgullo, creyendo que él puede obrar poderosamente.
Lecciones principales:
- Debemos tener humildad para buscar a Jesús
- Necesitamos mantener la fe aun en medio de la desesperación
- Debemos tener paciencia frente a las demoras
- Confianza en el poder y en el tiempo de Dios
- Perseverancia en la oración y en la esperanza
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