La hija de Jairo era una niña de 12 años, que es mencionada en la Biblia. La Biblia no nos dice su nombre. Sí nos dice que ella estaba muy enferma y murió, pero Jesús fue hasta su casa, la tomó de la mano y dijo: “Talita cumi”, que significa “Niña, levántate”, y ella volvió a la vida, sorprendiendo a todos.
Jairo, su padre, era un respetado líder de la sinagoga. Aunque tenía buenas condiciones económicas, nada pudo impedir que la salud de su hija empeorara repentinamente. La fiebre aumentaba, los ojos perdían el brillo, y la esperanza se desvanecía en el rostro de quienes la amaban. La niña que antes corría y jugaba, quedó inmóvil, rodeada de miradas angustiadas.
Mientras ella luchaba silenciosamente contra la muerte, Jairo, su padre, corría hasta Jesús, creyendo que él podría sanarla. Su padre corría contra el tiempo, pero antes de que Jesús llegara a la casa, recibió la cruel noticia: la niña había muerto.
El llanto llenaba la casa. Las personas decían que no había nada más que hacer. Pero Jesús pensaba diferente. Él entró en la habitación donde estaba el cuerpo de la niña. La multitud se rio de él cuando dijo que ella solo dormía. Pero Jesús sabía lo que estaba haciendo.
Tomando a la niña de la mano, Jesús dijo con ternura: “¡Talita cumi!”, que significa “niña, a ti te digo, levántate.” (Marcos 5:41). En el mismo instante, la niña abrió los ojos, se levantó y comenzó a caminar.
La habitación, que antes había estado saturada por la tristeza, se llenó de asombro y alegría. Jesús, atento hasta a los pequeños detalles, pidió que le dieran algo de comer.
La niña volvió a la vida porque fue tocada por el amor y el poder de Jesús. Ella no tuvo voz en la historia, pero su vida fue marcada por un gran milagro. Aun sin decir una palabra, su historia habla hasta hoy: con Jesús, hasta la muerte pierde su fuerza.
La hija de Jairo fue más que una niña sanada, fue una señal viva de que, con Jesús, la vida siempre puede volver a empezar.
Estudio bíblico sobre la hija de Jairo
¿Cuál era la enfermedad de la hija de Jairo?
La Biblia no especifica cuál era la enfermedad de la hija de Jairo. En Marcos 5:23, Jairo solo dice a Jesús: “Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá.”. Eso indica que la enfermedad era grave y repentina, pero el texto no da detalles sobre el diagnóstico.
Sabemos que la situación era crítica, pues, incluso antes de que Jesús entrara a la casa, llegaron mensajeros que dijeron que la niña había muerto (Marcos 5:35). El énfasis bíblico no está en la naturaleza de la enfermedad, sino en la desesperación de Jairo, la compasión de Jesús y el milagro que él realizó al resucitar a la niña.
Aunque la enfermedad no sea identificada, el foco de la narrativa es la fe de Jairo y el poder de Jesús sobre la muerte. Esto refuerza el mensaje de que, aun delante de lo imposible, creer en Jesús puede transformar cualquier situación.
¿Quién era Jairo?
Jairo era un líder de la sinagoga. Encontramos su nombre en los evangelios de Marcos 5:21-43, Mateo 9:18-26 y Lucas 8:40-56. Jairo era uno de los jefes religiosos judíos, responsable de la organización de las actividades de la sinagoga, la lectura de las Escrituras y el mantenimiento del orden en el culto. Esto indica que era un hombre respetado, con autoridad entre los judíos.
Aunque los líderes religiosos de la época, como los fariseos, rechazaban a Jesús, Jairo se destacó como alguien que creyó en el poder de Cristo.
Cuando su hija única, de 12 años, enfermó gravemente, Jairo no dudó en buscar a Jesús, lanzándose a sus pies para suplicar por ayuda, una actitud de humildad y fe (Marcos 5:22-23).
Aun después de recibir la noticia de que su hija había muerto, Jairo permaneció al lado de Jesús, confiando en sus palabras: “No temas, cree solamente” (Marcos 5:36).
Su ejemplo demuestra una fe valiente y perseverante. Jairo fue un judío devoto que, frente a la desesperación, reconoció que solo Jesús tenía poder sobre la vida y la muerte.
¿Qué es Talita cumi yqué significa?
Talita cumi (o Talita kume) es una expresión en arameo que encontramos en Marcos 5:41, en la Biblia. La dijo Jesús al resucitar a la hija de Jairo, una niña de 12 años que había muerto. La frase significa: “niña, a ti te digo, levántate”.
Jesús tomó la mano de la niña y pronunció esas palabras con autoridad y poder. Inmediatamente, ella se levantó y comenzó a caminar, para asombro de todos los presentes. Ese milagro demostró el poder de Jesús sobre la muerte y también su cuidado personal y compasivo.
La expresión “Talita cumi” se convirtió en una expresión de renovación y esperanza. Muestra del poder vivificante de Cristo para restaurar aquello que parecía perdido.
Lo que podemos aprender con la historia de la hija de Jairo
La historia de la hija de Jairo, que encontramos en los evangelios, nos enseña lecciones importantes sobre la fe, la esperanza y el poder de Jesús. La vida de esa niña fue transformada gracias a su encuentro con Cristo, convirtiéndose en un poderoso testimonio.
Con su historia aprendemos que Jesús se preocupa por cada persona, incluso por los niños. Aunque la niña sea alguien silencioso en la narrativa, Jesús la vio, la amó y la restauró. Esto nos recuerda que nadie es demasiado pequeño para que el amor de Jesús lo alcance.
La historia muestra que la fe de los que nos rodean puede impactar nuestra vida. Fue la fe del padre, Jairo, la que movió a Jesús hasta aquella casa. Eso revela el valor de la intercesión y de buscar a Jesús con insistencia en favor de quienes amamos.
Además, la resurrección de la niña nos enseña que no hay ninguna situación imposible para Dios. Aun delante de la muerte, Jesús demostró poder absoluto, mostrando que, para él, hasta lo que parece fin puede ser un nuevo comienzo.
El cuidado de Jesús al mandar que le dieran comida a la niña muestra que Dios también se preocupa por nuestras necesidades diarias, no solo por los grandes milagros.
La historia de la hija de Jairo nos muestra lo siguiente:
- Jesús valora y cuida de todos, incluso de los niños.
- La fe de otros puede bendecirnos.
- Nada es imposible para Dios.
- Jesús transforma la muerte en vida.
- Dios se preocupa por los detalles de nuestra vida.
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