5 enseñanzas del Evangelio de Marcos


Equipo de Bibliaon
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El segundo libro del Nuevo Testamento, el Evangelio de Marcos, narra los milagros que hizo Jesús, sus enseñanzas y su poder como Hijo de Dios y Salvador. Marcos enfatiza el amor de Jesús por los pecadores y por toda la humanidad. También habla sobre su poder para sanar, liberar y transformar lo que parecía perdido.

1. Jesús tiene poder sobre la naturaleza, el mal, la enfermedad y la muerte

Por todo el Evangelio de Marcos vemos una y otra vez a Jesús manifestando una autoridad que supera toda limitación humana. En Marcos 4:39, Jesús calma la tempestad con solo sus palabras, mostrando su poder sobre la naturaleza.

En el capítulo 5 libera al endemoniado gadareno, sana a una mujer enferma desde hacía doce años y resucita a la hija de Jairo, demostrando su autoridad sobre el mal, la enfermedad y aun la muerte. En Marcos 7:31-37, Jesús sana a un hombre sordo y tartamudo, revelando su compasión y su poder restaurador.

Estos milagros no son solo actos de bondad, sino señales claras de quién es Jesús: el Hijo de Dios con poder absoluto. Marcos presenta a un Jesús activo, cercano a los necesitados, que entra en el caos humano para traer orden, sanidad y vida. Cada milagro apunta al reino de Dios irrumpiendo en la historia de la humanidad.

Hoy, esta enseñanza nos recuerda que no hay situación fuera del alcance de Jesús. Aunque vivimos en un mundo marcado por el dolor y la incertidumbre, podemos confiar en que Cristo sigue teniendo poder para obrar. Tal vez no siempre actúa de la manera que esperamos, pero siempre lo hace con propósito, amor y autoridad.

2. La misión de Jesús: salvar

En Marcos 2:17, Jesús declara claramente su misión: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. Esta afirmación resume el corazón de su ministerio. Jesús no vino para los que se creen autosuficientes espiritualmente, sino para aquellos que reconocen su necesidad de perdón, restauración y vida nueva.

A lo largo del Evangelio de Marcos, Jesús se acerca a personas marginadas: come con cobradores de impuestos, toca a leprosos, libera a los oprimidos y perdona pecados. Sus acciones confirman que su misión no era simplemente enseñar, sino rescatar, sanar y reconciliar a las personas con Dios.

Para nosotros hoy, esta enseñanza nos invita a recordar que todos necesitamos la gracia de Dios. También nos desafía a reflejar la misión de Jesús, mostrando misericordia, cercanía y compasión hacia quienes nos rodean sin juzgar, sino ofreciendo esperanza y verdad.

3. La parábola del sembrador: el llamado a esparcir la semilla

En Marcos 4:1-20, Jesús enseña la parábola del sembrador para explicar cómo actúa la Palabra de Dios en los corazones. La semilla es la misma, pero los resultados dependen del tipo de terreno donde cae: algunos corazones la rechazan, otros la reciben superficialmente y solo el buen terreno produce fruto abundante.

Jesús deja claro que el problema no está en la semilla, sino en la disposición del corazón. Esta enseñanza ayuda a entender por qué el mensaje del reino no siempre genera la misma respuesta en todas las personas.

Hoy, esta parábola nos anima a dos cosas. Primero, a cuidar nuestro propio corazón para que sea tierra fértil. Segundo, nos llama a seguir sembrando la Palabra con fidelidad, aunque no suceda lo que deseamos. No siempre veremos resultados inmediatos, pero nuestra responsabilidad es sembrar; el crecimiento lo da Dios.

4. Cuando Jesús obra, lo poco es más que suficiente

En Marcos 6:30-44 y Marcos 8:1-10, Jesús alimentó a multitudes con recursos muy limitados: unos pocos panes y peces. En ambos relatos, Jesús tomó lo poco que había disponible, dio gracias a Dios Padre, partió los alimentos y los multiplicó hasta que todos no solo comieron, sino que quedaron saciados y hasta sobró.

Estos milagros muestran que el poder de Jesús no depende de la abundancia humana. Lo importante no es cuánto tenemos, sino el acto de fe de ponerlo en sus manos. Jesús también mostró su gran compasión. Él se compadeció de la multitud y respondió a sus necesidades de manera concreta.

Para nuestra vida diaria, esta enseñanza nos anima a confiar en que Dios puede usar lo que consideramos insuficiente: nuestro tiempo, talentos, recursos o fuerzas. Cuando lo entregamos a Jesús con fe, él puede multiplicarlo para que abunde y sea de bendición para muchos.

5. Lo que contamina al hombre

En Marcos 7:1-23, Jesús confronta a los fariseos por dar más importancia a las tradiciones externas que al corazón. Él enseña que no es lo que entra en el hombre lo que lo contamina, sino lo que sale de su interior: los malos pensamientos, el orgullo, el engaño, la envidia y la maldad.

Con esta enseñanza, Jesús redefine la verdadera pureza. Dios no busca una obediencia solo externa, hipócrita y superficial, sino una transformación profunda del corazón. La raíz del problema humano no es el llevar a cabo o no un ritual. La raíz del problema es espiritual, se encuentra en lo profundo de nuestro ser. Necesitamos permitir que Dios transforme nuestro interior y limpie nuestro espíritu.

Hoy, este pasaje nos llama a examinar nuestras actitudes y motivaciones. Nos recuerda que seguir a Jesús implica permitir que él transforme nuestro ser interior, no solo nuestras conductas externas, para vivir una fe auténtica y coherente.

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