Como cristianos, las dos prioridades más importantes son: amar a Dios de todo corazón y amar al prójimo como a nosotros mismos. Cuando damos prioridad a Dios, lo ponemos en el lugar más alto e importante de nuestras vidas. Al hacerlo, recibimos bendición y disfrutamos de una amistad especial con él. Poner a Dios primero es la mejor decisión que podemos tomar.
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
(Mateo 6:33)
Una cosa he pedido al SEÑOR; esta buscaré:
que more yo en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura del SEÑOR
y para inquirir en su templo.
(Salmo 27:4)
Venga tu mano a socorrerme porque tus ordenanzas he escogido.
(Salmo 119:173)
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
(Filipenses 3:13-14)
Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios,
(Juan 1:12)
Por eso yo corro así, no como a la ventura; peleo así, no como quien golpea al aire.
(1 Corintios 9:26)
Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;
(Eclesiastés 12:1)
Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
(Romanos 12:10)
Por tanto, ya sea que coman o beban, o que hagan otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.
(1 Corintios 10:31)
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
(Juan 3:16)
Pero Jesús los llamó y les dijo: Ustedes saben que los que son tenidos por príncipes de los gentiles se enseñorean de ellos, y sus grandes ejercen autoridad sobre ellos. Pero no es así entre ustedes. Más bien, cualquiera que anhele hacerse grande entre ustedes será su servidor, y cualquiera que anhele ser el primero entre ustedes será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre tampoco vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
(Marcos 10:42-45)
En pos del SEÑOR su Dios andarán, y a él temerán. Guardarán sus mandamientos y escucharán su voz. A él servirán y a él serán fieles.
(Deuteronomio 13:4)
Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
(Hechos 2:21)
Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.
(1 Juan 5:20-21)
A él lo aman sin haberlo visto. En él creen y, aunque no lo vean ahora, creyendo en él se alegran con gozo inefable y glorioso, obteniendo así el fin de su fe: la salvación de su vida.
(1 Pedro 1:8-9)
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