Las 10 plagas de Egipto en orden: su signicado y lecciones de Dios


Equipo de Bibliaon
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Las diez plagas de Egipto fueron terribles eventos de juicio y una demostración del poder y la soberanía de Dios. La historia de estas catástrofes se encuentra en el libro del Éxodo, capítulos 7 al 12. El faraón se resistió a liberar al pueblo de Israel, que había estado esclavizado en Egipto durante más de 400 años. Dios manifestó su poder al humillar al rey egipcio y a todos sus dioses falsos con diez plagas.

Las plagas de Egipto - las 10 plagas
Las 10 plagas de Egipto

Después de la última plaga, el faraón dejó de resistirse a Dios y permitió que el pueblo saliera de Egipto. Las diez plagas no solo fueron una lección para los egipcios; también hay muchas lecciones importantes que nosotros podemos aprender y aplicar hoy.

1. Primera plaga: Las aguas convertidas en sangre

1ª plaga de Egipto: las aguas del río convertidas en sangre

Dios manifestó su propósito de liberar a su pueblo de Egipto. Moisés y su hermano Aarón hablaron con el faraón, pero este, con su corazón endurecido, no permitió que el pueblo de Israel saliera. Entonces toda el agua de Egipto —ríos, lagos, canales e incluso el agua almacenada en recipientes— se convirtió en sangre. Los peces murieron, y nadie pudo beber del agua del río (Éxodo 7:14-25).

El SEÑOR dijo también a Moisés: Di a Aarón: “Toma tu vara y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus canales, sobre sus estanques y sobre todos sus depósitos de agua; y ellas se convertirán en sangre”. Habrá sangre en toda la tierra de Egipto, hasta en los baldes de madera y en las vasijas de piedra.
Moisés y Aarón hicieron como les mandó el SEÑOR. Alzó la vara y golpeó las aguas del Nilo en presencia del faraón y de sus servidores, y todas las aguas del Nilo se convirtieron en sangre. Los peces que había en el Nilo murieron. Y el Nilo apestaba, de modo que los egipcios no podían beber de él. Hubo sangre en toda la tierra de Egipto.
(Éxodo 7:19-21)

Lo que aprendemos: la vida viene de Dios

El río Nilo era el alma de Egipto. No había otra fuente de agua para beber ni regar la tierra. Todos dependían de él para vivir. Cuando Dios convirtió el agua del río en sangre, fue un golpe fatal para la vida de Egipto. Además, demostró la superioridad del Señor sobre las deidades egipcias de la fertilidad (el dios Hapi, el Nilo y ciertas especies de peces). Dios demostró que él es la verdadera fuente de toda vida.

2. La plaga de ranas

Segunda plaga de Egipto, la plaga de ranas

La segunda plaga fue otra demostración de la autoridad de Dios sobre toda la naturaleza. El faraón se negó a liberar al pueblo de Israel, por lo que Egipto sufrió una abrumadora proliferación de ranas. ¡Las ranas invadieron la tierra y se volvieron incontrolables! Abandonaron su hábitat natural y entraron en las casas de los egipcios, estando por todas partes (Éxodo 8:1-15).

Y si rehúsas dejarlo ir, he aquí yo castigaré todo tu territorio con una plaga de ranas.
(Éxodo 8:2)

El SEÑOR dijo también a Moisés: Di a Aarón: “Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, sobre los canales y sobre los estanques; y haz subir ranas sobre la tierra de Egipto”.
Entonces Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto.
(Éxodo 8:5-6)

Lo que aprendemos: la naturaleza obedece a Dios

El orden de la naturaleza fue alterado por el propósito de Dios. El Señor demostró que es superior a toda la creación. Dios es quien mantiene el orden en la naturaleza y tiene el poder de controlar lo que sucede. Egipto vio al animal que idolatraba siendo utilizado como instrumento para atormentarlos (la rana era otro ídolo egipcio: la diosa Heqet, asociada con el Nilo, símbolo de fertilidad).

3. La plaga de los piojos

Tercera plaga de Egipto, la plaga de los piojos

Esta plaga surgió del polvo de la tierra. Dios le ordenó a Aarón que golpeara la tierra con su vara, y el polvo de la tierra de Egipto se convirtió en piojos. Esta plaga infestó tanto a personas como a animales. Esta vez, los magos egipcios no pudieron replicar este milagro y admitieron: «Dedo de Dios es este».

Entonces el SEÑOR dijo a Moisés:
Di a Aarón: “Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra para que se convierta en piojos en toda la tierra de Egipto”.

Ellos lo hicieron así. Aarón extendió su mano con su vara y golpeó el polvo de la tierra, el cual se convirtió en piojos, tanto sobre los hombres como sobre los animales. Todo el polvo de la tierra se convirtió en piojos, en toda la tierra de Egipto.
(Hechos 8:16-17)

Lo que aprendemos: las otras religiones tienen poder limitado

Con la plaga de piojos, incluso los magos del faraón tuvieron que reconocer la impotencia de sus religiones ocultas. No podían imitar los milagros de Dios con su magia y encantamientos. ¡Dios es todopoderoso! Él es superior a cualquier otra fuerza en este mundo.

4. La plaga de las moscas

Plagas de Egipto, la plaga de las moscas

Debido a la dureza de corazón del faraón, Dios envió la cuarta plaga: enjambres de moscas. Cuando Dios envió las moscas, hizo una distinción entre los egipcios y los hebreos. En Egipto, todos estaban plagados de moscas, pero en la tierra de los israelitas no había ninguna mosca (Éxodo 8:20-32).

Porque si no dejas ir a mi pueblo, he aquí yo enviaré sobre ti, sobre tus siervos, sobre tu pueblo y sobre tus casas toda clase de moscas; y las casas de los egipcios se llenarán de toda clase de moscas, y asimismo la tierra donde ellos estén.
(Éxodo 8:21)

Y Jehová lo hizo así, y vino toda clase de moscas molestísimas sobre la casa de Faraón, sobre las casas de sus siervos, y sobre todo el país de Egipto; y la tierra fue corrompida a causa de ellas.
(Éxodo 8:24)

Lo que aprendemos: Dios cuida de su pueblo

Dios marca la diferencia entre su pueblo y quienes no confían en él ni le obedecen. A pesar de las dificultades, el Señor libera a quienes son suyos. Quienes aman a Dios y lo siguen, están bajo su protección. Él protege y libra a los justos del castigo de los malvados.

5. La plaga en el ganado (la peste)

Plagas de Egipto, la plaga del ganado

Después que el faraón se volvió a negar a liberar al pueblo de Israel, Dios anunció otro juicio contra los egipcios: la muerte de su ganado.

En la sociedad de aquella época, el ganado era una fuente esencial de materia prima para el trabajo, la base del comercio y una importante fuente de alimento. ¡En un solo día, Dios destruyó todo el ganado de los egipcios! (Éxodo 9:1-7).

Porque si rehúsas dejarlos ir y los sigues deteniendo, he aquí la mano del SEÑOR traerá una terrible peste sobre tu ganado que está en el campo: caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas.
(Éxodo 9:2-3)

Al día siguiente el SEÑOR hizo esto, y murió todo el ganado de Egipto. Pero del ganado de los hijos de Israel no murió ni un solo animal.
(Éxodo 9:6)

Lo que aprendemos: nuestra seguridad no está en nuestras riquezas

La seguridad financiera y las fuentes de ingresos de los egipcios quedaron devastadas en un instante. Ellos idolatraban a dioses asociados con la prosperidad de su ganado. Las posesiones materiales, como los dioses falsos, pueden desaparecer rápidamente. No debemos depositar nuestra confianza en ellas ni convertir el dinero en nuestro dios. ¡Solo Dios es nuestro sustento y seguridad!

6. La plaga de las llagas o úlceras

Plagas de Egipto, la plaga de las úlceras

Dios envió a Moisés y Aarón a ir ante el faraón, quien se mantuvo terco y se negó a que el pueblo adorara al Señor. Dios le ordenó a Moisés que arrojara un puñado de ceniza al aire, y ese polvo fino provocó dolorosas úlceras en la piel, tanto de las personas como de los animales.

El Señor demostró su poder y autoridad sobre la vida y la salud de todos (Éxodo 9:8-12).

Este se convertirá en polvo sobre toda la tierra de Egipto, y ocasionará sarpullido que producirá úlceras, tanto en los hombres como en los animales, en toda la tierra de Egipto.

Tomaron, pues, el hollín del horno y se pusieron de pie delante del faraón. Moisés lo esparció hacia el cielo, y se convirtió en sarpullido que producía úlceras, tanto en los hombres como en los animales.
(Éxodo 9:9-10)

Lo que aprendemos: nuestra salud está en las manos de Dios

«Al menos tengo salud», dice mucha gente cuando ocurre un desastre. ¡Pero la salud no es una garantía! Dios envió plagas sobre los egipcios. No confíes en tu propia fuerza ni vitalidad; incluso eso es temporal. Nuestra salud depende de la voluntad de Dios.

7. La plaga del granizo

Plagas de Egipto, la plaga del granizo

¡No hay nadie como el Señor! A pesar de todas estas señales, el rey de Egipto continuó exaltándose, sometiendo al pueblo de Dios a la esclavitud. Esta vez, Dios envió una tormenta de granizo y truenos como nunca antes se había visto. Dios también advirtió a los egipcios que trajeran a sus trabajadores y ganado del campo para que los pusieran a salvo, pues el granizo caería sobre todo lo que se encontrara en el campo en ese momento (Éxodo 9:13-35).

He aquí, mañana a estas horas yo haré caer granizo tan pesado, como nunca lo hubo en Egipto desde el día en que fue fundado, hasta ahora.
(Éxodo 9:18)

El SEÑOR dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo para que caiga granizo sobre toda la tierra de Egipto, sobre los hombres, sobre los animales y sobre toda la hierba del campo en la tierra de Egipto.
(Éxodo 9:22)

Lo que aprendemos: hay seguridad para los que escuchan y obedecen

Antes de enviar el granizo, Dios les advirtió. Quienes creyeron trajeron su ganado y sus sirvientes y no sufrieron ningún mal, sino que se salvaron. Pero quienes no hicieron caso de la advertencia vieron sus propiedades destruidas. Dios libera a quienes le obedecen y hacen su voluntad. Pero los que ignoran las advertencias de Dios sufren su propia destrucción.

8. La plaga de las langostas

Plagas de Egipto: las langostas

Faraón, tan obstinado, se negó a someterse a la autoridad de Dios. Incluso pensó en hacer una concesión y dejar que solo los hombres fueran a adorar al Señor. Pero Dios tiene la última palabra. Dios dio la orden, y una plaga de langostas como nunca antes se había visto, se apoderó de toda la tierra de Egipto. Devastó toda hierba y árbol que había sobrevivido las plagas anteriores (Éxodo 10:1-20).

Entonces vinieron Moisés y Aarón a Faraón, y le dijeron: Jehová el Dios de los hebreos ha dicho así: ¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. Y si aún rehúsas dejarlo ir, he aquí que mañana yo traeré sobre tu territorio la langosta, la cual cubrirá la faz de la tierra, de modo que no pueda verse la tierra; y ella comerá lo que escapó, lo que os quedó del granizo; comerá asimismo todo árbol que os fructifica en el campo.
(Éxodo 10:3-5)

Entonces Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para traer la langosta, a fin de que suba sobre el país de Egipto, y consuma todo lo que el granizo dejó.
(Éxodo 10:12)

Lo que aprendemos: nuestro sustento viene de Dios

La plaga de langostas destruyó todo el alimento que había quedado de las otras plagas. Los egipcios pasarían hambre. Dios es el dueño de toda la tierra. Él sustenta al mundo con alimento y provee otras necesidades esenciales. El Señor tiene el poder de quitar y dar. Dios sustenta a quienes creen en él, proveyendo lo necesario para la vida.

9. La plaga de las tinieblas

Plagas de Egipto: las tinieblas

En esta ocasión, faltó la luz y reinó una oscuridad total. Algo que todos daban por sentado desapareció del territorio egipcio. Cuando la oscuridad cayó sobre Egipto, nadie pudo hacer nada durante tres días. Todo se detuvo. La intensa oscuridad se apoderó de todos los egipcios debido a su desobediencia y terquedad (Éxodo 10:21-29).

Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe. Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días. Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.
(Éxodo 10:21-23)

Lo que aprendemos: todo lo que hacemos depende de Dios

Dios es soberano sobre nuestras vidas, todas nuestras acciones y todo lo que hacemos. Una vez más, los falsos dioses egipcios (el dios del sol: Amón, Ra, Atón y Horus) fueron humillados ante el poder del Dios Creador. Las criaturas de todo el universo, como el sol, la luna y las estrellas, están sujetas a la autoridad de Dios. Él es la luz para quienes lo aman, pero quienes lo rechazan viven en la oscuridad.

10. La plaga de los primogénitos

Plagas de Egipto: la muerte de los primogénitos

La última plaga fue la muerte de todos los primogénitos. De las diez plagas, esta fue la peor sentencia ejecutada sobre Egipto, ya que trajo la muerte a todos los hogares. No solo se vieron afectadas las posesiones, el sustento y el bienestar, sino que la vida y el linaje de las familias perecerían.

Había una distinción entre el pueblo de Dios y el pueblo egipcio: los primogénitos, tanto de personas como de animales, morían entre los egipcios, pero los israelitas fueron salvados por el Señor (Éxodo 11:1-10 y Éxodo 12:1-33).

Dijo, pues, Moisés: Jehová ha dicho así: A la medianoche yo saldré por en medio de Egipto, y morirá todo primogénito en tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino, y todo primogénito de las bestias. Y habrá gran clamor por toda la tierra de Egipto, cual nunca hubo, ni jamás habrá.
(Éxodo 11:4-6)

Y aconteció que a la medianoche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales. Y se levantó aquella noche Faraón, él y todos sus siervos, y todos los egipcios; y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto.
(Éxodo 12:29-30)

Lo que aprendemos: Dios salva

Dios proveyó salvación a las familias hebreas: un cordero moriría en lugar del primogénito de cada familia. La sangre del cordero en la puerta sería la señal para que el ángel de la muerte pasara. De la misma manera, la muerte y la condenación vienen sobre todos, pero Dios envió a Jesús a morir en nuestro lugar. Quien tiene a Jesús tiene salvación.

Depende de cada persona decidir si acepta o no la liberación que Dios ofrece a través de su Hijo. Jesús salva de la peor plaga de todos los tiempos: la muerte eterna.

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