Crecimiento espiritual: 7 formas para crecer espiritualmente según la Biblia


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Tal como esperamos que un bebé aprenda cosas nuevas según crece, de la misma forma se espera que el cristiano crezca espiritualmente. Un bebé sano no gatea para siempre, sino que se pone de pie un día y comienza a dar pasos. Un cristiano sano no depende de los demás para siempre. Aprende a relacionarse con Dios por sí mismo. Según madura en su fe, deja atrás comportamientos pecaminosos y comienza a actuar más como Jesús.

Eso es lo que llamamos crecimiento espiritual: madurar en la fe y aprender a vivir de forma agradable a Dios. El cristiano que crece, busca la santidad en su vida y refleja el corazón de Dios en sus actitudes. Quien crece espiritualmente, ama más, perdona más, estudia la Palabra y la pone en práctica. A medida que aumenta el crecimiento, refleja más de Jesús en su diario vivir.

2 Pedro 1:3 - 8 nos ayuda a entender el crecimiento espiritual. Nos dice que cuando respondemos al llamado de Dios, tomamos conciencia del peligro del pecado. Esa conciencia nos lleva a dar el primer paso de fe en el crecimiento espiritual: elegir dejar atrás el pecado para seguir a Dios.

Los versículos 5 al 8 de ese capítulo, nos hacen pensar en la construcción de un edificio y la importancia de añadir los bloques adecuados para permanecer firme y soportar la adversidad. Como hemos visto, la fe nos lleva a abandonar el pecado. Por eso, poner nuestra fe en Dios es la base fundamental del crecimiento.

...vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
(2 Pedro 1:5-8)

Los frutos del crecimiento espiritual se notan. La fe en Dios nos lleva a ser más virtuosos y estar más inclinados hacia el bien. Nace en nosotros el deseo de conocer más de Dios, de su Palabra y de poner en práctica lo que leemos en la Biblia. El dominio propio, la paciencia, la piedad, el afecto fraternal y el amor son frutos que dan testimonio de que se conoce a Jesús y se tiene una relación personal con él.

En Juan 15:4-5 leemos que somos fructíferos cuando permanecemos unidos a Cristo, la vid. Si queremos crecer espiritualmente y dar buen fruto, es primordial mantenernos unidos a Jesús.

¿Quieres crecer espiritualmente? Mira estas formas prácticas que te ayudarán a fortalecer tu espíritu.

1. Somete tu voluntad a la de Dios

La obediencia a Dios es clave en el crecimiento espiritual. Someterte a la voluntad de Dios requerirá humildad y un deseo firme de agradar a Dios. También será una muestra de confianza en Dios, sabiendo que lo que él tiene para ti, es lo mejor.

El apóstol Pablo habló sobre la lucha que hay en nuestro ser entre hacer el bien (lo que agrada a Dios) o hacer lo que nos place (Romanos 7:16-20). Es una lucha constante.

El pecado está en nosotros e intenta vencer. Pero cuando nos rendimos completamente a Dios y buscamos hacer lo que le agrada a él, permanecemos atentos a los engaños del diablo. Es como si activáramos un sistema de alarma que nos avisa cuando llega el peligro y nos mueve a actuar. En ese momento toca tomar la decisión de obedecer a Dios y hacer su voluntad.

En medio de cada situación, ora y piensa cuál es la voluntad de Dios para ti en ese momento. Es todo un ejercicio de fe y perseverancia, pero si te mantienes firme en el Señor buscando vivir en su voluntad, lograrás entender lo que él quiere para ti.

2. Busca de Dios cada día

El crecimiento espiritual no se consigue en un día, es algo en lo que debemos trabajar constantemente. Para crecer físicamente necesitamos comer, beber y hacer ejercicio cada día. Si dejas de comer, de tomar agua y de mover tu cuerpo para usar tus músculos, tu cuerpo no crecerá de forma apropiada.

El espíritu también necesita de alimento diario y de cuidados constantes. Leer la Palabra, orar, tomar tiempo para hablar con Dios y estudiar la Biblia son algunas de las cosas que te ayudarán a crecer en el Señor cada día. El crecimiento espiritual se da en comunión con Dios y por eso, es importante dar prioridad a pasar tiempo con él.

Comienza tus días con una oración de gratitud a Dios y pon ese día en sus manos. De ser posible, toma un tiempo en la mañana para leer una porción bíblica y permitir que Dios hable a tu corazón. Busca su presencia cada día.

Oh Jehová, de mañana oirás mi voz;
De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.
(Salmo 5:3)

También es importante ejercitar tu fe, ponerla en acción. Habla a otros sobre Jesús, muestra su amor de formas prácticas, pregúntale a Dios qué debes hacer en momentos específicos y déjate guiar por él en medio de las situaciones que se te presentan. Dios está contigo: está atento a su presencia y dirección cada día.

3. Pregúntale a Dios el próximo paso a dar y hazlo

La vida con Cristo no es aburrida, siempre hay algo nuevo que podemos aprender y hacer. No te estanques ni te conformes con tu crecimiento hasta el día de hoy. Estudia la Palabra con mayor profundidad y mira cómo puedes poner en práctica los principios bíblicos.

Pídele a Dios que te muestre lo que él quiere para ti en cada etapa de tu vida. Hay retos nuevos que llegan de acuerdo a las responsabilidades que tenemos y hay puertas que se abren o se cierran, por lo que es importante entender cuál es el camino por el que Dios desea que andemos.

¿Tienes que elegir una carrera para estudiar? Dios te creó, él sabe cuáles son tus puntos fuertes, tus dones y habilidades. Dale la oportunidad para que te muestre tu mejor opción de estudios y dónde debes estudiar. Eligiendo con la sabiduría que viene de Dios, no solo crecerás en la fe, sino que serás de bendición para muchos.

¿Eres una mamá con niños pequeños y te sientes un poco desconectada del resto de la sociedad? Dios tiene un plan maravilloso para ti en esta etapa de tu vida y quiere usarte para bendecir a otras mujeres jóvenes. Pregúntale cómo puedes hacerlo y él te guiará. Verás cómo te abrirá puertas para que puedas mostrar su presencia y su amor a otros.

Sea cual sea tu etapa en este momento, está atento a la dirección de Dios. No vayas dando tantos a ciegas, detente a escuchar a Dios hablar a tu corazón. Colabora activamente, de una forma u otra, con el esparcimiento del evangelio para la gloria de Dios. Tú vales mucho y Dios quiere hacer grandes cosas en tu vida y contigo. Da pasos de fe cada día y verás grandes cosas.

Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.
(Salmo 37:5)

4. Evalúa tu crecimiento con sinceridad

Toma un momento cada cierto tiempo para evaluar los cambios que experimentas, las áreas en las que has mejorado y aquellas en las que necesitas mejorar. ¿Eres más amoroso y perdonador? ¿Te cuesta ser generoso? Sé sincero en tu evaluación y pide la ayuda del Señor para que logres seguir creciendo. Busca ser más como Jesús cada día.

Puede que haya áreas que te cuesten más que otras, pero con la ayuda de Dios, lograrás crecer. Lo importante es reconocer tu lucha ante Dios y que abras tu corazón para que él te moldee más a su imagen. Por ejemplo, si notas que te cuesta decir la verdad en algunas ocasiones, ora al Señor de forma específica para que él te ayude a entender la raíz del problema.

Dios te conoce profundamente, él puede ayudarte a entender tus debilidades y te da las herramientas para que puedas fortalecerte y crecer en él. Cuando reconoces tus luchas ante él, abres la puerta para que su Espíritu te hable y te guíe camino a la victoria.

5. Entrega tus luchas al Señor cada día

Decidir seguir a Jesús y servirle de corazón, no nos escuda de las luchas contra el pecado y la tentación. De hecho, el diablo aprovechará cada ocasión para intentar desanimarte o hacerte caer. Lleva tus luchas ante el Señor en oración, pídele al Espíritu Santo que te renueve cada día y te ayude a mantenerte fuerte en el Señor.

Sería bueno no tener más problemas ni dificultades, pero la realidad es que, mientras estemos en nuestro cuerpo físico, tendremos luchas. Son parte de la vida, pero los hijos de Dios contamos con su fuerza y su ayuda en medio de las dificultades. No encares tus problemas solo. Busca al Señor, mantente firme en él y obtendrás la victoria.

Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará;
No dejará para siempre caído al justo.
(Salmo 55:22)

6. Descubre tus dones y úsalos

¿Sabes cuáles son tus dones? Cada persona tiene por lo menos un don dado por Dios para bendecir a los demás y para colaborar en la edificación de la iglesia. Descubre tus dones y úsalos para bendecir a tus hermanos en Cristo y a todos los que te rodean.

Muchas de las cosas que nos gusta hacer son dones preciosos que Dios nos dio y que, al usarlos, nos sentimos mejor, más sintonizados con su plan. ¿Te gusta hablar con desconocidos? Puede que Dios te haya dado el don de evangelismo. ¿Te gusta visitar a los enfermos y orar por ellos? Tal vez tienes el don de sanidad.

Usa los dones que Dios te ha dado, vence la timidez o la inseguridad y ponlos en uso para la gloria de Dios. Si se abren puertas, asume responsabilidades. Por ejemplo, lidera grupos en tu comunidad para ayudar a otros y usa tu don de servicio. Permite que Dios te use para la edificación de su iglesia en tu comunidad. Al tomar pasos de fe, Dios te ayudará a crecer a la misma vez que ayudas y colaboras con los demás.

7. Reúnete con los hermanos para alabar a Dios y estudiar la Palabra

No intentes vivir tu fe en soledad, Dios no nos creó para ser llaneros solitarios. Él desea que participemos de su iglesia para que, juntos, nos animemos y crezcamos más fuertes en él.

La iglesia primitiva es un gran ejemplo a seguir:

Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
(Hechos 2:46-47)

Busca un grupo de cristianos seguidores de Jesús con los que te puedas reunir de forma regular. Alaba a Dios con ellos, ora por tus hermanos y permite que oren por ti, por tu familia y tus necesidades. Anímense mutuamente a vivir la vida de fe y a mantenerse firmes en Jesús.

Ejemplos de crecimiento espiritual

El crecimiento espiritual es continuo. Un ejemplo de crecimiento espiritual es la persona que antes robaba. Un día, conoce a Jesús y se da cuenta de que necesita cambiar. Dios transforma su corazón y esa persona decide restituir, en lo posible, lo robado. Va a los lugares que recuerda y pide perdón. Comienza un plan de pagos para cubrir la mercancía robada. Decide actuar como lo haría Jesús, no solo hablando sobre su nueva vida, sino viviendo tal como Dios lo desea.

Otro ejemplo de crecimiento espiritual es alguien que no dejó de hablar con su familia por un problema. Pasaron los años y se alejó de ellos. Un día, tuvo un encuentro real y sincero con Jesús y decidió comenzar el camino de la reconciliación con su familia. Los llamó, los visitó y les pidió perdón. Les dijo que, tal como Dios lo perdonó a él de sus pecados, él decidió perdonar a su familia y restablecer contacto.

Eso es el crecimiento espiritual: es una búsqueda constante por conocer más sobre Dios, sobre Jesús y sobre la Palabra. Pero también es permitir que ese conocimiento transforme lo más íntimo de nuestro ser. Quien crece espiritualmente, cambia, no se queda igual. Va dejando atrás sus actitudes egoístas e infantiles y comienza a vivir como alguien dirigido por el Espíritu Santo de Dios. ¡Esfuérzate en crecer en el Señor!

Queremos ayudarte a acercarte más a Dios y a crecer espiritualmente:

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